jueves, 17 de mayo de 2012

Tanta pasión para nada (II)

Una vez leída la colección de relatos de Julio Llamazares debemos decir que discrepáramos entre las personas componentes del club, y que sobre todo ganan quienes no han disfrutado de la lectura.

Una vez más me siento responsable por que a fin de cuentas suelo ser quien elije los libros, quitando el caso de otro libro de relatos "Brillante como una caracola" que nos llego sin saber muy bien por qué, el resto de los libros han sido de mi responsabilidad, ya que los que elegimos juntas no suelen estar disponibles. No obstante mis compañeras/os muy amables me dicen... "Ipe si no lo hubiéramos leído no podríamos saber que no nos gusta". Y tienen razón, yo nunca me he enojado con nadie por pasarme un libro que al final no me ha gustado.

Pero como les decía, la disponibilidad de los lotes hace que al final, in extremis, sea yo quien decide. Y así sucedió con el libro de Llamazares, un escritor al que yo tenia ganas de leer desde hace tiempo, ya que sigo sus artículos en prensa, y que a mi personalmente me ha  gustado.  Y quiero señal que no estoy sola dentro del disfrute, pues aunque a la mayoría les ha parecido una literatura sin pies ni cabeza en general a la que le reconocen algunos momentos brillantes en la narración; otro compañero y yo lo hemos disfrutado.

Para que ustedes puedan decidir sin coacciones, les comparto la fábula final.


El día de mañana
        Mis padres se pasaron la vida pensando en el día de mañana. Tú piensa en el día de mañana; tú ahorra para el día de mañana, me decían. Pero el día de mañana no llegaba. Pasaban los meses y los años y el día de mañana no llegaba.
        Hoy, de hecho, mis padres ya están muertos y el día de mañana aún no ha llegado.

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